El Pensamiento Intrusivo: Miedo a abusar de su hija
Un día llegó a mi consulta un hombre de mediana edad, menudo, con cara de buena persona pero con una actitud que mostraba inquietud y preocupación. Avergonzado, después de darme todos sus datos, me dijo que su motivo de consulta tenía que ver con que tenía miedo de abusar de su hija.
Yo nunca había escuchado algo igual ya que en los manuales de psicología son tajantes al respecto: el paciente perverso nunca consulta de manera voluntaria y si lo hace no consulta por el acto perverso en sí, sino por tristeza y frustración difusa pero asociadas a que los demás no estén gustosos de encajar sus actos psicopáticos. Además mi intuición apuntaba a que me encontraba frente a alguien con una estructura psicótica de la personalidad o sino al menos alguien sufriendo una descompensación del estilo, pero no pude pensar más, debía continuar la entrevista.
Orígenes del Temor
Le pregunté entonces de desde cuando había aparecido ese temor en su mente. Me dijo de manera deshilachada y con un vocabulario que mostraba que no había recibido una educación básica, que un familiar suyo hacía un par de años “le agarró la chiripiorca” y había manoseado a un menor de la familia y que él había quedado impactado desde entonces: ¿podría él hacer algo así? Esta fue la duda que le invadió durante años.
Me contó que estába separado, que su hija tenía tres años, que él en ese momento no sabía que su pareja estaba embarazada y en unas vacaciones en las que ella regresó a su casa ésta se quedó a vivir en su ciudad de origen y cuando se enteró de que estaba embarazada al padre “le agarró la chiripiorca” y la echó de la casa. -Segunda vez que aparece esta palabra en la entrevista y comienzo a preguntarme sobre ella, nunca había oído pronunciarla a pesar de haber vivido por más de seis años en Argentina en ese momento-. La madre de su hija se puso en contanto con él y éste le ayudó a volver a la ciudad en la que residía. Todos siguen enfadados en la familia.
Él siente miedo a defraudar, a que su hija se golpee, a que se corte los dedos… cuenta que él también pensaba que tenía una enfermedad de trasmisión sexual y llegó a hacerse varios análisis hasta que “se sacó la duda”… -¿Varios análisis? Pensé yo- Añade que en la actualidad se siente inseguro, ansioso, que se quiere ir de vacaciones.
Un poco confusa por lo desordenado del relato le pregunto si tiene algún miedo respecto a su hija y dice que tiene miedo de no ser un buen marido, de defraudar -nótese que yo le pregunto por su hija-. Cuenta que por esas fechas salió en la televisión un trágico accidente doméstico de unos niños y desde ese momento tiene miedo de que le pueda pasar algo parecido a su hija.
Cuenta que tiene miedo que su hija salga corriendo y que él sea infiel a su mujer. Habla sobre que su padre tiene adicción al juego que “le agarra la chiripiorca” y se gasta todo el sueldo. -A estas alturas de la entrevista dudo si es una jerga local o un neologísmo psicótico-. Habla de su trabajo y que está estudiando una carrera universitaria, a pesar de no parecer haber cursado ni siquiera la educación secundaría, y que eso también le tiene nervioso. Añade que también le tienen inquieto las vacaciones de verano ya que dice que falta mucho.
Al final de la entrevista puede relatar algo importante sobre el nacimiento de su hija, confiesa que no esperaba ser papá, ni quería serlo. Que “le agarró la chiripiorca” cuando se enteró. Con esta reflexión le puedo devolver que su ansiedad puede tener que ver con este acontecimiento vital tan movilizador para toda persona y que puede que se esté sintiendo inseguro por ser un buen padre y que quizá no se sienta preparado. Él asiente en un gesto de sentirse comprendido y aliviado, añade que sí, que un amigo suyo tardó tres años en darse cuenta de lo que era ser padre.
Significado de la palabra Chiripiorca
Este hombre no acudió más a consulta por lo que nunca pude saber si pude ayudarle en algo, pero lo que sí pude aprender es que chiripiorca es una expresión utilizada en la famosa serie mexicana El Chavo del Ocho y su significado, aunque no oficial, denota varios comportamientos humanos a la vez: una rabieta, un ataque de nervios o histeria, es decir, cualquier manifestación de exaltación producto de haberse enterado de algo inesperado, completamente sorprendente, tan fuerte que puede provocar la pérdida de la razón o tener un efecto físico del orden de un patatús.
El motivo por lo que lo traigo a colación es el de hacer una reflexión en voz alta para pensar que un síntoma que puede ser propio de una ansiedad generalizada o de la fobia de impulsión, como es el temor a hacer daño a sí mismo o a otros, puede adquirir una forma bizarra si subyace una estructura psicótica en la base de la personalidad. Que esa ansiedad puede ser despertada por un acontecimiento vital estresante, que te puede agarrar una chiripiorca y que dependiendo de los recursos psíquicos de la persona, esta podrá afrontar con más o menos éxito la situación. Y por último, me da para reflexionar en lo compulsivos, poco sujetos a juicio y extremadamente dolorosos que pueden ser los pensamientos en la ansiedad.
*Los datos personales de los casos presentados en esta sección han sido alterados en sexo, edad, origen, profesión y otros relevantes con el fin de resguardar la identidad de la persona, aunque siempre manteniendo la fidelidad en los dichos y experiencias del terapeuta con el fin de realizar una exposición lo más ajustada a la realidad.
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