La Ansiedad
Es una emoción que en muchas ocasiones resulta muy desagradable a quién la padece.
La ansiedad es una emoción que en muchas ocasiones resulta muy desagradable a quien la padece. Tiene la cualidad de ser repentina, de activarse por estímulos aparentemente neutros. Es altamente invasora y motiva a muchas personas a consultar a un psicólogo. De hecho, podríamos decir de manera aproximada que el 40% de las personas que me consultan lo hacen por problemas de manejo de la ansiedad.
Uno de los principales objetivos que trabajo con la ansiedad es que las personas puedan comprender que la ansiedad en sí no es algo malo. No es algo que debamos eliminar, negar o bloquear, sino que es algo que debemos comprender. Para ello me sirvo de una metáfora que es la de asimilar la ansiedad a la alarma de un hogar que se activa cuando algo está sucediendo en nuestra propiedad.
Yo no tengo ningún problema, solo la ansiedad
Sin embargo, aquí surge algo curioso y es que la mayoría de las personas que padecen ansiedad, cuando llegan a mi despacho me piden que «les quite la ansiedad», «esto que usted me pregunta no es importante, lo importante es que se me quite esto que siento», «todo estaba bien en mi vida hasta que llegó la ansiedad», «yo no tengo ningún problema, solo la ansiedad»…
Y lo curioso es que, continuando con la analogía de la alarma del hogar, a nadie se le ocurriría apagar la alarma de su propia casa sin averiguar primero el motivo por el cual se encendió. Por ello, mi propuesta es que averigüemos qué es lo que ha hecho que la alarma se haya puesto en marcha.
Entonces, ¿por qué todo el mundo intenta controlar su ansiedad? Primero, probablemente sea porque es muy desagradable para la persona, y segundo, porque la persona no entiende qué quiere decir la ansiedad: la ansiedad habla en otro idioma, el idioma del cuerpo. En muchas ocasiones he observado que la mayoría de las problemáticas bibliográficas o vinculares que estaban en la base de problemas en el control de ansiedad llevan ahí largos años. Además, estas personas se han dedicado a ignorar, bloquear o mitigar todas esas dificultades anteriormente descritas, de tal manera que solo dejaron un hueco a la expresión de este malestar: el cuerpo. Por ello, la ansiedad se convierte en la única vía de comunicación de la persona consigo misma, en el único lugar que escapa a su control consciente. La ansiedad es una especie de señal de Stop, de «por aquí ya no pasas», pero sobre todo de un «ya no te vas a ignorar más a ti mismo».
La ansiedad habla en otro idioma, el idioma del cuerpo
La función del psicólogo es reconducir la emoción hacia sus orígenes
La función del psicólogo no puede ser otra que la de reconducir la emoción hacia sus orígenes, ayudando a la persona a traducir sus manifestaciones corporales a emociones, recuerdos y patrones vinculares, ya sí comprensibles y modificables.
¿Cómo se aborda la ansiedad?
Vía mental
Es muy importante que la persona pueda averiguar por qué aparece ansiedad. Para ello deberá responder a preguntas como: cuándo, cómo, dónde, por qué, para qué me aparece la ansiedad. ¿A qué pensamientos va asociada? ¿Con qué personas y en que situaciones siento ansiedad? Etc.
Vía emocional
¿Qué dice la ansiedad de mí? ¿Qué emociones oculta la ansiedad? ¿Qué emociones bloquea la ansiedad?
Vía corporal
Para ello hay que identificar dónde se localiza la ansiedad: ¿en el cuello, en el estómago, en el pecho…? Qué tipo de sensación es la ansiedad que siento: ¿siento una presión, siento una punción, siento un vacío…? Cómo siento eso que siento: ¿es una sensación in crechendo, parpadea, es constante…?