La tristeza profunda y reactiva
La tristeza es una emoción que suele ser bastante rechazada por el que la padece.
La tristeza es una emoción que suele ser bastante rechazada por el que la padece. Por regla general, lo que he observado es que las personas suelen sobreestimar su propia tristeza y atribuirle una gravedad mayor de la que tiene en realidad. Por ello y para que sirva de enseñanza, propongo una distinción básica de dos tipos de tristeza: la tristeza profunda y la tristeza reactiva.
La tristeza profunda es lo que desde la psicopatología moderna se entiende como depresión
Siento una pérdida de energía vital, un gran vacío
La tristeza profunda es lo que desde la psicopatología moderna se entiende como depresión. Identificarla como una emoción se le queda pequeño, puesto que la tristeza se convierte la mayoría de las veces en un estado afectivo único para la persona. Su modo de estar en el mundo se caracteriza por una pérdida de energía vital y a veces por una total falta de emociones, un vacío.
Las personas que padecen de esta tristeza les cuesta levantarse, comer, bañarse… o realizar cualquier otra tarea cotidiana. Para ellas simplemente el hecho de hablar puede constituir un esfuerzo inmenso e incluso la presencia de otros puede resultar agotadora y desagradable. Suelen pasar la mayor parte del día durmiendo porque les permite hacer una pausa de esta negra y desgastante realidad. Por ello, en ocasiones la idea de la muerte se siente como la única solución posible.
El abordaje de la tristeza profunda debe realizarse desde un encuadre más amplio que el individual. Primero porque a estas personas les cuesta ir al despacho, llegarán tarde o no irán, e incluso cuando vayan afirmarán que no debería haber ido porque no tienen solución. El asesoramiento psicológico debe incluir a su núcleo cercano, ya que estas personas suelen ser bastante ambivalentes con sus familiares. En algunas ocasiones los rechazan y desprecian, sin embargo, en otras se muestran totalmente sumisos y dependientes de éstos. Además, sin querer hacerlo e incluso sin saber que lo hacen, son ellos mismos los que refuerzan este estado en su familiar.
El asesoramiento psicológico debe incluir al núcleo cercano
La tristeza reactiva es la que sienten la mayor parte de las personas que se quejan de estar tristes, como respuesta a una situación determinada
El origen de la tristeza reactiva no es difícil de identificar
Esta emoción es la que sienten la mayor parte de las personas que se quejan de estar tristes. La emoción que yo llamo reactiva es un estado emocional que se produce como respuesta a una situación o situaciones determinadas, ya sean puntuales en el tiempo o acumuladas a lo largo de los años. Pero cuyo origen no es difícil de identificar, a diferencia de la tristeza profunda, donde la persona ha olvidado quién era y no recuerda no haber estado triste, ni qué situaciones, vínculos o sucesos vitales le ha puesto triste. Como ejemplo paradigmático de la tristeza reactiva podemos nombrar el estado emocional que se produce tras la pérdida de un ser querido.
El abordaje de la tristeza reactiva tiene la característica de ser siempre paso a paso, un caminar en el cual se consigue una victoria y tres derrotas… Pero lo más importante es que ni el psicólogo ni la persona pierdan la esperanza.
Reconducir los afectos, disolver la culpa y la expresión de la densa rabia que estas personas sienten debajo de la tristeza son sus grandes tareas. El bloquear la tendencia a ponerse como responsable de los problemas que le rodean y el evitar exculpar a los otros son sus grandes retos.
El abordaje de la tristeza reactiva tiene que ser paso a paso
Por ello, el papel del psicólogo es el de acompañar a que la persona pueda saber qué le ha pasado, pero sobre todo, que pueda poner en palabras la responsabilidad que tienen los demás en aquello que le sucede. Se le debe poder ayudar, enfadarse con los demás, a sacar y depositar sus emociones negativas en otros que lo merecen y aprender con esta experiencia que con ello no destruye a los otros ni queda solo.
Después de que esto se consigue, es necesario abordar la tarea más compleja y frente a la cual no todos estamos preparados ni logramos conseguir, que es la de aprender a ser feliz y llevar una vida plena y satisfactoria.